"La razón es lo que más asusta
a un loco".
Anatole France,
novelista francés.
Cuando estás en secundaria es cuando empiezas a soñar en como será tú vida futura; empiezan los "yo quiero" a surgir una y otra vez; los mayores dicen que los jóvenes no sueñan con el futuro, pero sí lo hacen lo único que de una forma un tanto más fantasiosa. Al cabo de un tiempo, y a medida que nos hacemos mayores, la realidad va derribando muchos de esos sueños, a veces solo los modifica, o los retarda, pero el hecho es que el producto final inmediato no es el que imaginamos que sería.
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No obstante, todo el mundo me ha catalogado siempre de solitaria, mi familia más cercana de fantasiosa, porque nunca he dejado de soñar; ni siquiera frente a la terrible realidad de verme sola en medio de la noche en una carretera casi intransitada esperando que algún vehículo pasara y me llevara hasta casa (volvía de la universidad); en mí cabeza se instaló la idea de que cualquier loco podría matarme así, sin más, pero en vez de ponerme a llorar, empecé a contarme un cuento de esa posibilidad, mismo que escribí al otro día en mí trabajo.
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Ese que eso suena a que no soy muy normal (quizás no lo sea, dicho sea de paso), pero inventar historias en mí cabeza siempre ha sido mi válvula de escape; y sí a eso se le añade que leo novelas de 500 páginas desde que mí padre me castigara teniendo que leer a José (no recuerdo al autor) y analizarla punto por punto, es una obsesión casi maniática la mía.
En mí vida la realidad siempre compite con los sueños... yo no dejo de soñar... y el soñador siempre tiene sueños... a veces los veo caer ante mi como un débil castillo de naipes; otras se me escapan como nubes de frío dejándome el sabor de algo que estuvo a punto de ser pero no fue.
Tengo una vida, un trabajo, y vivo en un sitio agreste para soñar, para expandir mis alas y volar, pero siempre he dicho que soñar no cuesta nada, no le hace daño a nadie, y no pesa. Cuando la Realidad compite con los Sueños yo dejo que gane el más fuerte, y a cada uno le aplico un poco del otro.
La vida a veces es una realidad amarga, otras es un plácido sueño... como sea que se nos presente, no siempre es eternamente una amarga realidad, o un dulce sueño; la vida es gris, ni buena, ni mala, la vida es tú color, y yo siempre opto por un rosado.
By: La Autora.
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