"El que tiene imaginación, con que facilidad saca de la nada un mundo".
Gustavo Adolfo Bécquer
Poeta Español
Los días han pasado; y un futuro que yo no quería se ha ido forjando poco a poco en mi horizonte; vivo presa en las garras de un amor que no comprendo; tengo todo lo que pude haber deseado, más de lo que mi imaginación pudo "imaginarse" en sus horas más productivas; pero él me persigue a cada paso; vigila cada uno de los latidos de mi corazón; mira mi sueño como queriendo adivinarse en mis viajes oníricos; andas en mis labios con tal detallismo que creo que ya conoce cada fisura que hay en ellos.
No sé sí es amor; no comprendo; a veces siento que me agobio; a veces siento que vago a la deriva cuando no lo siento cerca; es un sentimiento agridulce; quiero decir que no estoy enamorada; quiero decir que no lo odio, que no lo aborrezco; que no quiero sentir sus manos ásperas sobre mí piel; que no quiero sentirlo una y otra vez dentro de mí; quiero no gritar su nombre ciega de placer; quiero no pensar en él.
Pero algo me impide ejercer mí voluntad; algo me impide seguir siendo dueña de mis acciones; no quiero sentir nada; quiero ser independiente de sus besos, de sus maneras; quiero dominar mis instintos cuando siento su olor emanando de mi misma. Pero no entiendo; no lo entiendo; no me entiendo.
Antes, y lo digo como sí hubiesen pasado decenas de años, me encantaba la soledad; quedarme con mis pensamientos; escuchar a la voz de mi alma hablar; soñar junto a ella; ahora ya no; soy un mar de dudas; quiero; no quiero; mi interior está convertido en un ser o no ser sin sentido.
Es extraño lo que me pasa; tengo miedo de él; me siento segura con él; lo quiero a él; lo odio a él.
¿Porqué mi corazón desfallece de esta manera al saberlo lejos? ¿Porque las lágrimas se asoman a mis ojos cuando las horas pasan y él no regresa? ¿Porqué un desencanto infinito se apodera de mí cada vez que lo veo trasponer el umbral de esta casa? ¿Porqué me lleno de odio al pensarlo mirando a otra persona?
Sé que estoy un poco loca; que no pienso con sensatez; ¿acaso es posible amar odiando?; a veces me da por creer que tengo Síndrome de Estocolmo; él me tiene prisionera; lo odio a veces por encerrarme a sus caprichos; por hacerme tan suya como un objeto más; pero...
Pero amo su dominio sobre mí; amo ser su prisionera; amo ser esclava; amo todo lo que de él viene a mí; amo sentir su yugo; y no se asienta en mí deseos de escapar.
Sé que dentro de mí condición soy yo su dueña; lo veo en sus ojos; lo siento en el latir agitado de su pecho; lo siento en cada beso y en cada caricia; lo percibo en su atenta mirada mientras cree que duermo.
Quisiera que fuera eterno; me corroe el alma saber que en cualquier momento la jaula quedará abierta y mí opresor me dejará salir; tal vez sí no salgo me deje aquí; a su lado; viviendo cada detalle de este amor-odio que por él yo siento.
Un paso; otro más; el mármol bajo sus pies retumba como el augurio de una hecatombe inmortal; suya es la ambrosía que ata mis sentidos; de solo escuchar sus pasos acercándose mí corazón se agita como las alas de un colibrí; cada segundo que dura su zancada es una punzada en mi alma; no corro hasta él porque no se lo merece; no es justo que me encierre en una cárcel de mármol y lujos así nada más; él no es dueño de mi libertad, o al menos no debería serlo; sé que yo corrí hacia este destino; no lo niego; pero él no tiene derechos.
La puerta se abre lentamente; mi cuerpo se pone alerta; no sé como lo logra, pero mi centro palpita de excitación; ni siquiera me ha mirado; pero ya estoy presta para recibirlo dentro mio; ya saboreo su lengua en mi boca; siento sus manos apretando mis pechos; escucho sus incitaciones en mis oídos; huelo su aliento sobre mí; siento contraerse mi ser en un estertor de placer y como la sabia del orgasmo corre por mis mulos.
No lo entiendo, ¿porqué?... lo miro; es hermoso; él me mira; sonríe malicioso; se acerca un poco más... mi corazón deja de latir... sus labios tan cerca...
-Salam, Aysha, ¿cómo haz estado?- me pregunta antes de sentarse a mí lado.
Sabe lo que genera en mí; está tan consciente de que no necesita tocarme; disfruta cada episodio; cada vez; y se repite; es como un circulo de placer sin fin; ¿le provoco yo las mismas sensaciones? no lo sé. Con un gesto de su mano, me invita a que lo acompañe a cenar. Sé que luego iremos a la cama... y luego me hará lo que ya me imaginé que hizo.
By: Aysha Palak
No sé sí es amor; no comprendo; a veces siento que me agobio; a veces siento que vago a la deriva cuando no lo siento cerca; es un sentimiento agridulce; quiero decir que no estoy enamorada; quiero decir que no lo odio, que no lo aborrezco; que no quiero sentir sus manos ásperas sobre mí piel; que no quiero sentirlo una y otra vez dentro de mí; quiero no gritar su nombre ciega de placer; quiero no pensar en él.
Pero algo me impide ejercer mí voluntad; algo me impide seguir siendo dueña de mis acciones; no quiero sentir nada; quiero ser independiente de sus besos, de sus maneras; quiero dominar mis instintos cuando siento su olor emanando de mi misma. Pero no entiendo; no lo entiendo; no me entiendo.
Antes, y lo digo como sí hubiesen pasado decenas de años, me encantaba la soledad; quedarme con mis pensamientos; escuchar a la voz de mi alma hablar; soñar junto a ella; ahora ya no; soy un mar de dudas; quiero; no quiero; mi interior está convertido en un ser o no ser sin sentido.
Es extraño lo que me pasa; tengo miedo de él; me siento segura con él; lo quiero a él; lo odio a él.
¿Porqué mi corazón desfallece de esta manera al saberlo lejos? ¿Porque las lágrimas se asoman a mis ojos cuando las horas pasan y él no regresa? ¿Porqué un desencanto infinito se apodera de mí cada vez que lo veo trasponer el umbral de esta casa? ¿Porqué me lleno de odio al pensarlo mirando a otra persona?
Sé que estoy un poco loca; que no pienso con sensatez; ¿acaso es posible amar odiando?; a veces me da por creer que tengo Síndrome de Estocolmo; él me tiene prisionera; lo odio a veces por encerrarme a sus caprichos; por hacerme tan suya como un objeto más; pero...
Pero amo su dominio sobre mí; amo ser su prisionera; amo ser esclava; amo todo lo que de él viene a mí; amo sentir su yugo; y no se asienta en mí deseos de escapar.
Sé que dentro de mí condición soy yo su dueña; lo veo en sus ojos; lo siento en el latir agitado de su pecho; lo siento en cada beso y en cada caricia; lo percibo en su atenta mirada mientras cree que duermo.
Quisiera que fuera eterno; me corroe el alma saber que en cualquier momento la jaula quedará abierta y mí opresor me dejará salir; tal vez sí no salgo me deje aquí; a su lado; viviendo cada detalle de este amor-odio que por él yo siento.
Un paso; otro más; el mármol bajo sus pies retumba como el augurio de una hecatombe inmortal; suya es la ambrosía que ata mis sentidos; de solo escuchar sus pasos acercándose mí corazón se agita como las alas de un colibrí; cada segundo que dura su zancada es una punzada en mi alma; no corro hasta él porque no se lo merece; no es justo que me encierre en una cárcel de mármol y lujos así nada más; él no es dueño de mi libertad, o al menos no debería serlo; sé que yo corrí hacia este destino; no lo niego; pero él no tiene derechos.
La puerta se abre lentamente; mi cuerpo se pone alerta; no sé como lo logra, pero mi centro palpita de excitación; ni siquiera me ha mirado; pero ya estoy presta para recibirlo dentro mio; ya saboreo su lengua en mi boca; siento sus manos apretando mis pechos; escucho sus incitaciones en mis oídos; huelo su aliento sobre mí; siento contraerse mi ser en un estertor de placer y como la sabia del orgasmo corre por mis mulos.
No lo entiendo, ¿porqué?... lo miro; es hermoso; él me mira; sonríe malicioso; se acerca un poco más... mi corazón deja de latir... sus labios tan cerca...
-Salam, Aysha, ¿cómo haz estado?- me pregunta antes de sentarse a mí lado.
Sabe lo que genera en mí; está tan consciente de que no necesita tocarme; disfruta cada episodio; cada vez; y se repite; es como un circulo de placer sin fin; ¿le provoco yo las mismas sensaciones? no lo sé. Con un gesto de su mano, me invita a que lo acompañe a cenar. Sé que luego iremos a la cama... y luego me hará lo que ya me imaginé que hizo.
By: Aysha Palak
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